«Bienaventurado el hombre que teme a Jehová, Y en sus mandamientos se deleita en gran manera. Su descendencia será poderosa en la tierra; La generación de los rectos será bendita». Salmos 112:1-2
Estos dos últimos años hemos aprendido que no estábamos preparados para enfrentar una crisis. La secuela de está crisis afecto empleos, economía, hasta matrimonios. Nos dimos cuenta que la familia necesita unirse, aprendimos que necesitamos depender verdaderamente de Dios.
Principios que nos van ayudar a reírnos de la crisis
El principio de la sabiduría:
«El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; Buen entendimiento tienen todos los que practican sus mandamientos; Su loor permanece para siempre». Salmos 111:10 El temor no se refiere al miedo, sino a la actitud reverente de creer que Dios es todo poderoso, que no importa las circunstancias que veamos, la victoria está garantizada.
Sabiduría no es conocimiento solamente, es aquella que sabe aplicar el conocimiento. El temor de Dios practica los mandamientos, vive lo que creé, pone en nuestro corazón prudencia.
Las consecuencias de vivir en la presencia de Dios. «Bienaventurado el hombre que teme a Jehová, Y en sus mandamientos se deleita en gran manera». Salmos 112:1 «Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, Ni estuvo en camino de pecadores, Ni en silla de escarnecedores se ha sentado; Sino que en la ley de Jehová está su delicia, Y en su ley medita de día y de noche. Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, Que da su fruto en su tiempo, Y su hoja no cae; Y todo lo que hace, prosperará». Salmos 1:1-3 La fe es algo que podemos transmitir los padres a los hijos.
«En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad. Por lo cual, desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo; porque somos miembros los unos de los otros. Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni deis lugar al diablo. El que hurtaba, no hurte más, sino trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, para que tenga qué compartir con el que padece necesidad». Efesios 4:22-28
Cuando comenzamos a deleitarnos en la Palabra nos damos cuenta de que todo lo que tenemos viene del Padre Celestial, que el es nuestro proveedor. «Su descendencia será poderosa en la tierra; La generación de los rectos será bendita. Bienes y riquezas hay en su casa, Y su justicia permanece para siempre. Resplandeció en las tinieblas luz a los rectos; Es clemente, misericordioso y justo. El hombre de bien tiene misericordia, y presta; Gobierna sus asuntos con juicio». Salmos 112:2-5 Una familia que sabe atravesar las crisis, es una familia que entiende que tiene que dejar un legado a sus hijos.
«Por lo cual no resbalará jamás; En memoria eterna será el justo. No tendrá temor de malas noticias; Su corazón está firme, confiado en Jehová. Asegurado está su corazón; no temerá, Hasta que vea en sus enemigos su deseo. Reparte, da a los pobres; Su justicia permanece para siempre; Su poder será exaltado en gloria». Salmos 112:6-9
Uno se ríe de las crisis cuando planifica las cosas. «Porque ¿quién de vosotros, queriendo edificar una torre, no se sienta primero y calcula los gastos, a ver si tiene lo que necesita para acabarla? No sea que después que haya puesto el cimiento, y no pueda acabarla, todos los que lo vean comiencen a hacer burla de él, diciendo: Este hombre comenzó a edificar, y no pudo acabar». Lucas 14:28-30
Debemos ahorrar el 10 % del salario:
Un hombre que no aplico los principios de Dios a su vida. Este hombre se metió en deudas, murió, y ahora sus hijos les tocaba pagar. «Una mujer, de las mujeres de los hijos de los profetas, clamó a Eliseo, diciendo: Tu siervo mi marido ha muerto; y tú sabes que tu siervo era temeroso de Jehová; y ha venido el acreedor para tomarse dos hijos míos por siervos». 2 Reyes 4:1
«Y Eliseo le dijo: ¿Qué te haré yo? Declárame qué tienes en casa. Y ella dijo: Tu sierva ninguna cosa tiene en casa, sino una vasija de aceite. El le dijo: Ve y pide para ti vasijas prestadas de todos tus vecinos, vasijas vacías, no pocas. Entra luego, y enciérrate tú y tus hijos; y echa en todas las vasijas, y cuando una esté llena, ponla aparte». 2 Reyes 4:2-4
La fe no solo es de la madre o el padre, sino que es una fe de familia, que tus hijos vean.
«Y se fue la mujer, y cerró la puerta encerrándose ella y sus hijos; y ellos le traían las vasijas, y ella echaba del aceite. Cuando las vasijas estuvieron llenas, dijo a un hijo suyo: Tráeme aún otras vasijas. Y él dijo: No hay más vasijas. Entonces cesó el aceite. Vino ella luego, y lo contó al varón de Dios, el cual dijo: Ve y vende el aceite, y paga a tus acreedores; y tú y tus hijos vivid de lo que quede.». 2 Reyes 4:5-7
Pago toda la deuda con la intervención divina. Un padre que agrada a Dios y que vive conforme su corazón, cree a las promesas de Dios (Y no he visto justo desamparado, Ni su descendencia que mendigue pan).
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