Jesucristo enseña de la importancia de oír y creer la palabra de Dios. «Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca». Mateo 7:24-25 Son como los tiempos de ahora, tiempos de pandemia, alta inflación, hambruna, conflictos en naciones. El que está firme en la roca no caminara en miedo ni en temor, estará firme.
Pero hay otro tipo de edificación, cuando no hacemos lo que Dios nos habla. «Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina». Mateo 7:26-27
La palabra de una autoridad es para ejecutarla, no se discute, aunque no la entendamos, y la máxima autoridad es Dios. Debido a la madurez de los tiempos proféticos que estamos viviendo de acuerdo a las profecías de Mateo 24, Lucas 21, Marcos 13, Jesucristo habló de mantenernos firmes, la iglesia verdadera es la que tiene fundamento. La importancia de la Iglesia, Cristo es la cabeza, nosotros somos su cuerpo.
Dios estableció un plan de salvación
Dios escogió una persona llamada Abraham, el cual oyó, creyó y obedeció, esto es fe. Abraham venia de una familia de maldición, por el pecado de la idolatría, y Dios le dijo sal de tu tierra, y muévete a la tierra que yo te daré, la tierra prometida (Israel).
Dios estableció una promesa de la simiente, la cual es Cristo Jesús. «Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar». Génesis 3:15
Dios hizo nacer una nación de los lomos de Abraham:
- De Abraham nace Isaac el hijo de la promesa.
- De Isaac nace Jacob.
- De Jacob nacen doce hijos, los son la nación de Israel.
- Dios determino que del linaje del rey David naciera Jesucristo.
Cuando vino Jesucristo, ya Dios había establecido su ley para Israel. Dios le dijo a Abraham que el pueblo estaría cautivo durante 400 años en Egipto. «No haréis como hacen en la tierra de Egipto, en la cual morasteis; ni haréis como hacen en la tierra de Canaán, a la cual yo os conduzco, ni andaréis en sus estatutos». Levítico 18:3 En Egipto se formo la nación de Israel, de ahí saldrían de la esclavitud a la libertad. Y Dios le advertía que se cuidara de las costumbres de Egipto (idolatría, hechicería, brujería, ocultismo, cultura de muerte, ocultismo, adulterio, perversiones sexuales), porque entrarían a la tierra de Canaán que era peor que Egipto, y Dios le llamo mi tierra, los moradores de la tierra son los que contaminan la tierra, y el único que la santifica es Dios.
«Mis ordenanzas pondréis por obra, y mis estatutos guardaréis, andando en ellos. Yo Jehová vuestro Dios. Por tanto, guardaréis mis estatutos y mis ordenanzas, los cuales haciendo el hombre, vivirá en ellos. Yo Jehová. Ningún varón se llegue a parienta próxima alguna, para descubrir su desnudez. Yo Jehová». Levítico 18:4-6
«La desnudez de la mujer de tu padre no descubrirás; es la desnudez de tu padre». Levítico 18:8 «La desnudez de la hija de tu hijo, o de la hija de tu hija, su desnudez no descubirás, porque es la desnudez tuya.». Levítico 18:10
«Además, no tendrás acto carnal con la mujer de tu prójimo, contaminándote con ella. Y no des hijo tuyo para ofrecerlo por fuego a Moloc; no contamines así el nombre de tu Dios. Yo Jehová. No te echarás con varón como con mujer; es abominación. Ni con ningún animal tendrás ayuntamiento amancillándote con él, ni mujer alguna se pondrá delante de animal para ayuntarse con él; es perversión. En ninguna de estas cosas os amancillaréis; pues en todas estas cosas se han corrompido las naciones que yo echo de delante de vosotros, y la tierra fue contaminada; y yo visité su maldad sobre ella, y la tierra vomitó sus moradores». Levítico 18:20-25
Dios conoce la naturaleza del ser humano, las naciones apartadas de Dios cada día están corrompiéndose mas. La tierra vomita a sus moradoras, y Dios la da al que el quiere.
Jesucristo dijo: Escudriñen las Escrituras porque ellas dan testimonio de mi. Es través del Espíritu Santo que vamos a conocer a Jesucristo en el Antiguo Testamento, el cual representa el fundamento de la Palabra.
Dios clasifica a todas naciones en tres grupos
- Judios
- Gentiles
- La Iglesia (formada de judíos y gentiles)
«No seáis tropiezo ni a judíos, ni a gentiles, ni a la iglesia de Dios». 1 Corintios 10:32
La Biblia dice que tanto judíos como gentiles somos pecadores
«¿Qué, pues? Somos nosotros mejores que ellos? En ninguna manera; pues ya hemos acusado a judíos y a gentiles, que todos están bajo pecado. Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; No hay quien entienda. No hay quien busque a Dios». Romanos 3:9-11
Por eso vino Dios en la persona de Jesucristo a buscarnos. Cristo estableció su ministerio en Capernaun, y llamo para discipular a pescadores, les dijo: a partir de ahora serán pescadores de hombres, les dio la gran comisión en la orilla del mar de Galilea, el mar representa las naciones de la tierra, es el llamado que tenemos como iglesia, doce apóstoles columna de la iglesia.
El Espíritu Santo nos va enseñando las Escrituras. debo entender el Antiguo Testamento para tener fundamento. «Entonces, ¿para qué sirve la ley? Fue añadida a causa de las transgresiones, hasta que viniese la simiente a quien fue hecha la promesa; y fue ordenada por medio de ángeles en mano de un mediador». Gálatas 3:19 La ley señalaba el pecado, el que peque morirá. ¿Quién era la salvación del cielo? La simiente, Cristo. El requisito es creer.
«Conociendo esto, que la ley no fue dada para el justo, sino para los transgresores y desobedientes, para los impíos y pecadores, para los irreverentes y profanos, para los parricidas y matricidas, para los homicidas, para los fornicarios, para los sodomitas, para los secuestradores, para los mentirosos y perjuros, y para cuanto se oponga a la sana doctrina, según el glorioso evangelio del Dios bendito, que a mí me ha sido encomendado». 1 Timoteo 1:11-13 Era necesario conocer la ley, la ley esta en los cinco Libros del Antiguo Testamento (Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio), tenemos que conocer lo que es el pecado para no caer en engaño del diablo.
Jesucristo hablando del Espíritu Santo
«Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho». Juan 14:26
«Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí». Juan 15:26
«Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir». Juan 16:13
Para tener al Espíritu Santo tenemos que creer en Jesucristo, Israel rechazo a Jesucristo. Ahora los judíos que aceptan a Jesucristo entran a la revelación del Espíritu Santo. Los judíos caminaban bajo la ley, pero la ley los llevaba hacia la persona de Jesucristo. «Porque el fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree». Romanos 10:4
Diferencias entre Israel y la Iglesia
1. La Biblia. Israel rechazo a Jesucristo, no acepta el Nuevo Testamento.«A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios». Juan 1:11-12
2. La naturaleza. Dios le dijo a Abraham haré de ti una gran nación, el Estado de Israel está ubicado en el Medio Oriente. La Iglesia levanta muro y antemuro de protección al judío. «Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego». Romanos 1:16
La Iglesia actúa en la naturaleza de lo físico y espiritual. «Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne; porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo, y estando prontos para castigar toda desobediencia, cuando vuestra obediencia sea perfecta». 2 Corintios 10:3-6
3. Sacerdocios. Para el pueblo judío hay un sacerdocio de Leví. La Iglesia está en el sacerdocio de Cristo. «Si, pues, la perfección fuera por el sacerdocio levítico (porque bajo él recibió el pueblo la ley), ¿qué necesidad habría aún de que se levantase otro sacerdote, según el orden de Melquisedec, y que no fuese llamado según el orden de Aarón? Porque cambiado el sacerdocio, necesario es que haya también cambio de ley; y aquel de quien se dice esto, es de otra tribu, de la cual nadie sirvió al altar. Porque manifiesto es que nuestro Señor vino de la tribu de Judá, de la cual nada habló Moisés tocante al sacerdocio». Hebreos 7:11-14
«Porque la ley constituye sumos sacerdotes a débiles hombres; pero la palabra del juramento, posterior a la ley, al Hijo, hecho perfecto para siempre». Hebreos 7:28
4. Leyes. Hubo un cambio de ley. «Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne; para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu». Romanos 8:1-4
5. Pactos. Hay dos pactos, uno de esclavitud y otro de libertad. «Decidme, los que queréis estar bajo la ley: ¿no habéis oído la ley? Porque está escrito que Abraham tuvo dos hijos; uno de la esclava, el otro de la libre. Pero el de la esclava nació según la carne; mas el de la libre, por la promesa. Lo cual es una alegoría, pues estas mujeres son los dos pactos; el uno proviene del monte Sinaí, el cual da hijos para esclavitud; este es Agar. Porque Agar es el monte Sinaí en Arabia, y corresponde a la Jerusalén actual, pues esta, junto con sus hijos, está en esclavitud. Mas la Jerusalén de arriba, la cual es madre de todos nosotros, es libre. Porque está escrito: Regocíjate, oh estéril, tú que no das a luz; Prorrumpe en júbilo y clama, tú que no tienes dolores de parto; Porque más son los hijos de la desolada, que de la que tiene marido. Así que, hermanos, nosotros, como Isaac, somos hijos de la promesa. Pero como entonces el que había nacido según la carne perseguía al que había nacido según el Espíritu, así también ahora. Mas ¿qué dice la Escritura? Echa fuera a la esclava y a su hijo, porque no heredará el hijo de la esclava con el hijo de la libre. De manera, hermanos, que no somos hijos de la esclava, sino de la libre». Gálatas 4:24-31
6. Reyes y Sacerdotes para Dios el Padre. En el pacto antiguo eran obras, ahora es fe. Dios el Padre se agrada de aquellas personas que creen en Jesucristo, y les delega autoridad. «Juan, a las siete iglesias que están en Asia: Gracia y paz a vosotros, del que es y que era y que ha de venir, y de los siete espíritus que están delante de su trono; y de Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre, y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre; a él sea gloria e imperio por los siglos de los siglos. Amén. He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él. Sí, amén.Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin, dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso». Apocalipsis 1:4-8
Por medio del sacerdocio podemos remitir pecados, el propósito de Dios es la salvación de todas las naciones. «Y busqué entre ellos hombre que hiciese vallado y que se pusiese en la brecha delante de mí, a favor de la tierra, para que yo no la destruyese; y no lo hallé». Ezequiel 22:30 Y el rey es el que ejerce autoridad y poder.
La Iglesia debe estar llena del Espíritu Santo para cumplir con la gran comisión.
Desde Abraham Dios puso la visión
«Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba. Por la fe habitó como extranjero en la tierra prometida como en tierra ajena, morando en tiendas con Isaac y Jacob, coherederos de la misma promesa; porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios». Hebreos 11:8-10
«Conforme a la fe murieron todos estos sin haber recibido lo prometido, sino mirándolo de lejos, y creyéndolo, y saludándolo, y confesando que eran extranjeros y peregrinos sobre la tierra. Porque los que esto dicen, claramente dan a entender que buscan una patria; pues si hubiesen estado pensando en aquella de donde salieron, ciertamente tenían tiempo de volver. Pero anhelaban una mejor, esto es, celestial; por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos; porque les ha preparado una ciudad». Hebreos 11:13-16
Abraham se refería a la Jerusalen espiritual.
«Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido». Apocalipsis 21:2
«Vino entonces a mí uno de los siete ángeles que tenían las siete copas llenas de las siete plagas postreras, y habló conmigo, diciendo: Ven acá, yo te mostraré la desposada, la esposa del Cordero. Y me llevó en el Espíritu a un monte grande y alto, y me mostró la gran ciudad santa de Jerusalén, que descendía del cielo, de Dios, teniendo la gloria de Dios. Y su fulgor era semejante al de una piedra preciosísima, como piedra de jaspe, diáfana como el cristal.». Apocalipsis 21:9-11
«La ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna que brillen en ella; porque la gloria de Dios la ilumina, y el Cordero es su lumbrera. Y las naciones que hubieren sido salvas andarán a la luz de ella; y los reyes de la tierra traerán su gloria y honor a ella». Apocalipsis 21:23-24
«No entrará en ella ninguna cosa inmunda, o que hace abominación y mentira, sino solamente los que están inscritos en el libro de la vida del Cordero». Apocalipsis 21:27
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