El gran Maestro

Jesucristo siempre enseño del reino de los cielos. Juan el Bautista preparo la senda del Señor Jesucristo, y fue quien dijo: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado. Cuando Jesús inicio su ministerio, y cuando resucitó también enseño lo mismo (Mateo 3:1-2, 14-17, Hechos 1:3).

Jesucristo en su ministerio terrenal de 3 años y medio fue ampliamente conocido como un gran maestro.

Tanto en hebreo como en arameo la palabra “rab” significa: “master, maestro”. De ahí la palabra “rabí”, que significa: “mi maestro”; así como la palabra “rabino”. Ahora, la palabra “raboni”, significa: “grande”.

En árabe, la palabra “rabb”, significa: “Señor”. En griego, la palabra “didaskalo” significa: maestro, instructor.

En los evangelios le decían Señor, maestro, rabí o raboni. Diferentes grupos de personas le decían así: Los discípulos, las mujeres, los fariseos, saduceos, escribas, interpretes de la ley, la gente en general, los enfermos, los centuriones, entre otros.

A Jesús le dijeron “SEÑOR”, más de 60 veces en los evangelios.

MATEO MARCO LUCAS JUAN
8: 2, 6, 19, 25 7: 28 5: 8, 12 4: 19, 49
12: 38 16: 19 – 20 7: 6, 13 5: 7
14: 28, 30   9: 54 6: 34, 68
15: 25, 27   10: 17, 40 8: 11
16: 22   11: 1 9: 36, 38
17: 4, 15, 24   12: 41 11: 21, 27, 32, 39
18: 21   13: 15, 23 13: 6, 25, 36 – 37
26: 22   17: 5 – 6 14: 8, 22
    18. 41 20: 13, 15, 18, 20, 25, 28
    19: 8 21: 7, 12, 15 – 17, 20 – 21
    22: 33  
    24: 34  

A Jesús le dijeron “MAESTRO”, más de 30 veces en los evangelios.

MATEO MARCOS LUCAS JUAN
8: 2, 6, 19, 25 7: 28 5: 8, 12 4: 19, 49
12: 38 16: 19 – 20 7: 6, 13 5: 7
14: 28, 30   9: 54 6: 34, 68
15: 25, 27   10: 17, 40 8: 11
16: 22   11: 1 9: 36, 38
17: 4, 15, 24   12: 41 11: 21, 27, 32, 39
18: 21   13: 15, 23 13: 6, 25, 36 – 37
26: 22   17: 5 – 6 14: 8, 22
    18. 41 20: 13, 15, 18, 20, 25, 28
    19: 8 21: 7, 12, 15 – 17, 20 – 21
    22: 33  
    24: 34  

En el Evangelio de Juan, Jesús es llamado “RABÍ” y “RABONI”

  • 1: 38 Por Juan y Andrés.
  • 1: 49 Natanael / Bartolomé.
  • 3: 2 Por Nicodemo.
  • 3: 26 Los discípulos de Juan el Bautista a su maestro.
  • 4: 31 Por sus discípulos.
  • 6: 25 La gente de Betsaida.
  • 9: 2 Por sus discípulos.
  • 11: 8 Por sus discípulos.
  • 20: 16 En su resurrección, María Magdalena le llamó “raboni”.

En el Evangelio de Mateo, Jesús es conocido como “El Hijo de David”

  • 1: 1  En la genealogía de Jesucristo.
  • 9: 27 Por dos ciegos que recibieron la vista.
  • 12: 23 Por una gente que estaba atónita.
  • 15: 22 La mujer cananea / sirofenicia y griega.
  • 20: 30 Por otros dos ciegos que recibieron la vista (Bartimeo).
  • 21: 9 La entrada triunfal en Jerusalén.
  • 21: 15 Unos muchachos clamando a Jesús en el templo.
  • 22: 41-42 Los fariseos contestando a Jesús.
  • 22: 43-46 David le llama “Señor”.

En el caso de Bartimeo el ciego de Jerico, en los evangelios (Mateo 20:29–31, Marcos 10:46–50, Lucas 18:35-39) se dirigieron a Jesús como: “el Hijo de Dios”. Pero cuando Jesús les preguntó: ¿Qué quieres que te haga? En dos evangelios Bartimeo llamó a Jesús “Señor” (Mateo 20:32–34, Lucas 18:40-41). En cambio, en un evangelio, Bartimeo llamó a Jesús: “maestro”, para ser sanado (Marcos 10:51).

En la Biblia hay mas de 45 referencias a las confrontaciones entre Jesús y los fariseos.

Jesús y los fariseos en el Evangelio de Mateo

Jesús sana a un paralítico. Mateo 9:1–8, Marcos 2:1–12, Lucas 5:17-26

«Tus pecados te son perdonados». Mateo 9:2 (Marcos 2:5, Lucas 5:20). «Entonces algunos escribas decían dentro de sí: es blasfemia». Mateo 9:3 (Marcos 2:6-7, Lucas 5:21).

La respuesta de Jesús: «Y conociendo Jesús los pensamientos de ellos, dijo: ¿Por qué pensáis mal en vuestros corazones? Porque, ¿qué es más fácil, decir: Los pecados te son perdonados, o decir: Levántate y anda? Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados (dice entonces al paralítico): Levántate, toma tu cama, y vete a tu casa». Mateo 9:4-6

El llamamiento de Mateo. Mateo 9:9-13, Marcos 2:13-17, Lucas 5:27-32

Los fariseos a los discipulos: «Cuando vieron esto los fariseos, dijeron a los discípulos: ¿Por qué come vuestro Maestro con los publicanos y pecadores?». Mateo 9:11

La respuesta de Jesús: «Al oír esto Jesús, les dijo: Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. Id, pues, y aprended lo que significa: Misericordia quiero, y no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento». Mateo 9:12-13

La pregunta del ayuno. Mateo 9:14-17, Marcos 2:18–22, Lucas 5:33-39

Los discípulos de Juan el Bautista hicieron la pregunta: «Entonces vinieron a él los discípulos de Juan, diciendo: ¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos muchas veces, y tus discípulos no ayunan?». Mateo 9:14

La respuesta de Jesús: «¿Acaso pueden los que están de bodas tener luto entre tanto que el esposo está con ellos? Pero vendrán días cuando el esposo les será quitado, y entonces ayunarán. Nadie pone remiendo de paño nuevo en vestido viejo; porque tal remiendo tira del vestido, y se hace peor la rotura. Ni echan vino nuevo en odres viejos; de otra manera los odres se rompen, y el vino se derrama, y los odres se pierden; pero echan el vino nuevo en odres nuevos, y lo uno y lo otro se conservan juntamente». Mateo 9:15-17

Un mudo habla. Mateo 9:32-34

Los fariseos llamaron a Jesús Beelzebú, el príncipe de los demonios. «Por el príncipe de los demonios echa fuera los demonios». Mateo 9:34

La respuesta de Jesús: «El discípulo no es más que su maestro, ni el siervo más que su señor. Bástale al discípulo ser como su maestro, y al siervo como su señor. Si al padre de familia llamaron Beelzebú, ¿cuánto más a los de su casa?». Mateo 10:24-25

Los discípulos recogen espigas en el día de reposo. Mateo 12:1-8, Marcos 2:23-28, Lucas 6:1-5

Los fariseos a Jesús: «Viéndolo los fariseos, le dijeron: He aquí tus discípulos hacen lo que no es lícito hacer en el día de reposo». Mateo 12:2

La respuesta de Jesús: «Pero él les dijo: ¿No habéis leído lo que hizo David, cuando él y los que con él estaban tuvieron hambre; cómo entró en la casa de Dios, y comió los panes de la proposición, que no les era lícito comer ni a él ni a los que con él estaban, sino solamente a los sacerdotes? ¿O no habéis leído en la ley, cómo en el día de reposo[a] los sacerdotes en el templo profanan el día de reposo, y son sin culpa? Pues os digo que uno mayor que el templo está aquí. Y si supieseis qué significa: Misericordia quiero, y no sacrificio, no condenaríais a los inocentes; porque el Hijo del Hombre es Señor del día de reposo». Mateo 12:3-8

El hombre de la mano seca. Mateo 12:9-14, Marcos 3:1-6, Lucas 6:6-11

Los fariseos le preguntan a Jesús para acusarle: «Y he aquí había allí uno que tenía seca una mano; y preguntaron a Jesús, para poder acusarle: ¿Es lícito sanar en el día de reposo?». Mateo 12:10

Las respuesta de Jesús: «¿Qué hombre habrá de vosotros, que tenga una oveja, y si esta cayere en un hoyo en día de reposo, no le eche mano, y la levante? Pues ¿cuánto más vale un hombre que una oveja? Por consiguiente, es lícito hacer el bien en los días de reposo. Entonces dijo a aquel hombre: Extiende tu mano. Y él la extendió, y le fue restaurada sana como la otra». Mateo 12:11-13

La blasfemia contra el Espíritu Santo. Mateo 12:22-37, Marcos 3:20-30, Lucas 11:14-23

Jesús sanó a un endemoniado sordo y mudo. La gente reconoció a Jesús como “el hijo de David”. Los fariseos volvieron a decirle a Jesús Beelzebú, el príncipe de los demonios. «Mas los fariseos, al oírlo, decían: Este no echa fuera los demonios sino por Beelzebú, príncipe de los demonios». Mateo 12: 24

La respuesta de Jesús: «Todo reino dividido contra sí mismo, es asolado, y toda ciudad o casa dividida contra sí misma, no permanecerá. Y si Satanás echa fuera a Satanás, contra sí mismo está dividido; ¿cómo, pues, permanecerá su reino? Y si yo echo fuera los demonios por Beelzebú, ¿por quién los echan vuestros hijos? Por tanto, ellos serán vuestros jueces. Pero si yo por el Espíritu de Dios echo fuera los demonios, ciertamente ha llegado a vosotros el reino de Dios. Porque ¿cómo puede alguno entrar en la casa del hombre fuerte, y saquear sus bienes, si primero no le ata? Y entonces podrá saquear su casa». Mateo 12:25-29

La blasfemia contra el Espíritu Santo: «Por tanto os digo: Todo pecado y blasfemia será perdonado a los hombres; mas la blasfemia contra el Espíritu no les será perdonada». Mateo 12:31

Además Jesús les llamó “generación de víboras”. «¡Generación de víboras! ¿Cómo podéis hablar lo bueno, siendo malos? Porque de la abundancia del corazón habla la boca». Mateo 12:34

Así llamó Juan el Bautista a los fariseos: «Al ver él que muchos de los fariseos y de los saduceos venían a su bautismo, les decía: ¡Generación de víboras! ¿Quién os enseñó a huir de la ira venidera? Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento, y no penséis decir dentro de vosotros mismos: A Abraham tenemos por padre; porque yo os digo que Dios puede levantar hijos a Abraham aun de estas piedras. Y ya también el hacha está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado en el fuego». Mateo 3:7-10

La generación perversa demanda señal. Mateo 12:38-42, Marcos 8:11-12, Lucas 11:29-32

Los fariseos y escribas piden señal a Jesús para tentarle: «Entonces respondieron algunos de los escribas y de los fariseos, diciendo: Maestro, deseamos ver de ti señal». Mateo 12:38 (Marcos 8:11)

La respuesta de Jesús, la señal del profeta Jonás: «La generación mala y adúltera demanda señal; pero señal no le será dada, sino la señal del profeta Jonás. Porque como estuvo Jonás en el vientre del gran pez tres días y tres noches, así estará el Hijo del Hombre en el corazón de la tierra tres días y tres noches». Mateo 12:39-40

Lo que contamina al hombre. Mateo 15:1-20, Marcos 7:1-23

Los escribas y fariseos a Jesús: «Entonces se acercaron a Jesús ciertos escribas y fariseos de Jerusalén, diciendo: ¿Por qué tus discípulos quebrantan la tradición de los ancianos? Porque no se lavan las manos cuando comen pan». Mateo 15:1-2

Las respuesta de Jesús: «Respondiendo él, les dijo: ¿Por qué también vosotros quebrantáis el mandamiento de Dios por vuestra tradición? Porque Dios mandó diciendo: Honra a tu padre y a tu madre; y: El que maldiga al padre o a la madre, muera irremisiblemente. Pero vosotros decís: Cualquiera que diga a su padre o a su madre: Es mi ofrenda a Dios todo aquello con que pudiera ayudarte, ya no ha de honrar a su padre o a su madre. Así habéis invalidado el mandamiento de Dios por vuestra tradición. Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, cuando dijo: Este pueblo de labios me honra; Mas su corazón está lejos de mí. Pues en vano me honran, Enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres». Mateo 15:3-9

La enseñanza de Jesús a la multitud: «Y llamando a sí a la multitud, les dijo: Oíd, y entended: No lo que entra en la boca contamina al hombre; mas lo que sale de la boca, esto contamina al hombre». Mateo 15:10-11

Jesús y sus discípulos: «Entonces acercándose sus discípulos, le dijeron: ¿Sabes que los fariseos se ofendieron cuando oyeron esta palabra? Pero respondiendo él, dijo: Toda planta que no plantó mi Padre celestial, será desarraigada. Dejadlos; son ciegos guías de ciegos; y si el ciego guiare al ciego, ambos caerán en el hoyo». Mateo 15:12-14

La demanda de una señal. Mateo 16:1-4

Otra vez los fariseos y saduceos vinieron a tentarle al pedir señal del cielo. «Vinieron los fariseos y los saduceos para tentarle, y le pidieron que les mostrase señal del cielo». Mateo 16:1

La respuesta de Jesús: «Cuando anochece, decís: Buen tiempo; porque el cielo tiene arreboles. Y por la mañana: Hoy habrá tempestad; porque tiene arreboles el cielo nublado. ¡Hipócritas! Sabéis distinguir el aspecto del cielo, ¡mas las señales de los tiempos no podéis! La generación mala y adúltera demanda señal; pero señal no le será dada, sino la señal del profeta Jonás. Y dejándolos, se fue». Mateo 16:2-4

La levadura de los fariseos. Mateo 16:5-12, Marcos 8:14-21

Jesús y sus discípulos: «Llegando sus discípulos al otro lado, se habían olvidado de traer pan. Y Jesús les dijo: Mirad, guardaos de la levadura de los fariseos y de los saduceos. Ellos pensaban dentro de sí, diciendo: Esto dice porque no trajimos pan. Y entendiéndolo Jesús, les dijo: ¿Por qué pensáis dentro de vosotros, hombres de poca fe, que no tenéis pan? ¿No entendéis aún, ni os acordáis de los cinco panes entre cinco mil hombres, y cuántas cestas recogisteis? ¿Ni de los siete panes entre cuatro mil, y cuántas canastas recogisteis? ¿Cómo es que no entendéis que no fue por el pan que os dije que os guardaseis de la levadura de los fariseos y de los saduceos? Entonces entendieron que no les había dicho que se guardasen de la levadura del pan, sino de la doctrina de los fariseos y de los saduceos». Mateo 16:5-12

Pago del impuesto del templo. Mateo 17:24-27

Los fariseos a Pedro: (Éxodo 30:13; 38: 26) «Cuando llegaron a Capernaum, vinieron a Pedro los que cobraban las dos dracmas, y le dijeron: ¿Vuestro Maestro no paga las dos dracmas?». Mateo 17:24

Jesús y Pedro: «Él dijo: Sí. Y al entrar él en casa, Jesús le habló primero, diciendo: ¿Qué te parece, Simón? Los reyes de la tierra, ¿de quiénes cobran los tributos o los impuestos? ¿De sus hijos, o de los extraños? Pedro le respondió: De los extraños. Jesús le dijo: Luego los hijos están exentos. Sin embargo, para no ofenderles, ve al mar, y echa el anzuelo, y el primer pez que saques, tómalo, y al abrirle la boca, hallarás un estatero; tómalo, y dáselo por mí y por ti». Mateo 17:25:27

Jesús enseña del divorcio. Mateo 19:1-12, Marcos 10:1-12, Lucas 16:18

Vinieron los fariseos a tentarle: «Entonces vinieron a él los fariseos, tentándole y diciéndole: ¿Es lícito al hombre repudiar a su mujer por cualquier causa?». Mateo 19:3

La respuesta de Jesús: «Él, respondiendo, les dijo: ¿No habéis leído que el que los hizo al principio, varón y hembra los hizo, y dijo: Por esto el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne? Así que no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre». Mateo 19:4-6

Le dijeron: «¿Por qué, pues, mandó Moisés dar carta de divorcio, y repudiarla?». Mateo 19:7

Las respuesta de Jesús: «Él les dijo: Por la dureza de vuestro corazón Moisés os permitió repudiar a vuestras mujeres; mas al principio no fue así. Y yo os digo que cualquiera que repudia a su mujer, salvo por causa de fornicación, y se casa con otra, adultera; y el que se casa con la repudiada, adultera». Mateo 19:8-9

El joven rico. Mateo 19:16-30, Marcos 10:17-31, Lucas 18:18-30

Era un hombre principal. (Lucas 18: 18) «Entonces vino uno y le dijo: Maestro bueno, ¿qué bien haré para tener la vida eterna?». Mateo 19:16

La respuesta de Jesús «Él le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno sino uno: Dios. Mas si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos. Le dijo: ¿Cuáles? Y Jesús dijo: No matarás. No adulterarás. No hurtarás. No dirás falso testimonio. Honra a tu padre y a tu madre; y, Amarás a tu prójimo como a ti mismo. El joven le dijo: Todo esto lo he guardado desde mi juventud. ¿Qué más me falta? Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme. Oyendo el joven esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones». Mateo 19:17-22

Purificación del templo. Mateo 21:12-17, Marcos 11:15-19, Lucas 19:45-48

Procuraban matar a Jesús: «Pero los principales sacerdotes y los escribas, viendo las maravillas que hacía, y a los muchachos aclamando en el templo y diciendo: ¡Hosanna al Hijo de David! se indignaron, y le dijeron: ¿Oyes lo que estos dicen? Y Jesús les dijo: Sí; ¿nunca leísteis: De la boca de los niños y de los que maman Perfeccionaste la alabanza? Y dejándolos, salió fuera de la ciudad, a Betania, y posó allí». Mateo 21:15-17

La autoridad de Jesús. Mateo 21:23-27, Marcos 11: 27–33,
Lucas 20:1-8

«Cuando vino al templo, los principales sacerdotes y los ancianos del pueblo se acercaron a él mientras enseñaba, y le dijeron: ¿Con qué autoridad haces estas cosas? ¿y quién te dio esta autoridad? Respondiendo Jesús, les dijo: Yo también os haré una pregunta, y si me la contestáis, también yo os diré con qué autoridad hago estas cosas. El bautismo de Juan, ¿de dónde era? ¿Del cielo, o de los hombres? Ellos entonces discutían entre sí, diciendo: Si decimos, del cielo, nos dirá: ¿Por qué, pues, no le creísteis? Y si decimos, de los hombres, tememos al pueblo; porque todos tienen a Juan por profeta. Y respondiendo a Jesús, dijeron: No sabemos. Y él también les dijo: Tampoco yo os digo con qué autoridad hago estas cosas». Mateo 21:23-27

La parábola de los dos hijos. Mateo 21:28-32

Los publicanos y las rameras van delante de nosotros al Reino de Dios.

La palabra de los labradores malvados. Mateo 21:33-46, Isaías 5:1–7, Marcos 12:1–12, Lucas 20:9-19

«Y oyendo sus parábolas los principales sacerdotes y los fariseos, entendieron que hablaba de ellos. Pero al buscar cómo echarle mano, temían al pueblo, porque este le tenía por profeta». Mateo 21:45-46

La cuestión del tributo. Mateo 22:15-22, Marcos 12:13-17, Lucas 20:20-26

Los fariseos a Jesús: «Entonces se fueron los fariseos y consultaron cómo sorprenderle en alguna palabra. Y le enviaron los discípulos de ellos con los herodianos, diciendo: Maestro, sabemos que eres amante de la verdad, y que enseñas con verdad el camino de Dios, y que no te cuidas de nadie, porque no miras la apariencia de los hombres. Dinos, pues, qué te parece: ¿Es lícito dar tributo a César, o no? Pero Jesús, conociendo la malicia de ellos, les dijo: ¿Por qué me tentáis, hipócritas? Mostradme la moneda del tributo. Y ellos le presentaron un denario. Entonces les dijo: ¿De quién es esta imagen, y la inscripción? Le dijeron: De César. Y les dijo: Dad, pues, a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios. Oyendo esto, se maravillaron, y dejándole, se fueron». Mateo 21:15-22

La pregunta sobre la resurrección. Mateo 22:23-33, Marcos 12:18-27, Lucas 20:27-40

Los saduceos a Jesús: «Aquel día vinieron a él los saduceos, que dicen que no hay resurrección, y le preguntaron, diciendo: Maestro, Moisés dijo: Si alguno muriere sin hijos, su hermano se casará con su mujer, y levantará descendencia a su hermano. Hubo, pues, entre nosotros siete hermanos; el primero se casó, y murió; y no teniendo descendencia, dejó su mujer a su hermano. De la misma manera también el segundo, y el tercero, hasta el séptimo. Y después de todos murió también la mujer. En la resurrección, pues, ¿de cuál de los siete será ella mujer, ya que todos la tuvieron?». Mateo 22:23-28

La respuesta de Jesús: «Entonces respondiendo Jesús, les dijo: Erráis, ignorando las Escrituras y el poder de Dios. Porque en la resurrección ni se casarán ni se darán en casamiento, sino serán como los ángeles de Dios en el cielo. Pero respecto a la resurrección de los muertos, ¿no habéis leído lo que os fue dicho por Dios, cuando dijo: Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob? Dios no es Dios de muertos, sino de vivos. Oyendo esto la gente, se admiraba de su doctrina». Mateo 22:29-33

El gran mandamiento. Mateo 22:34-40, Marcos 12:28-34

Un interprete de la ley preguntó para tentarle: «Entonces los fariseos, oyendo que había hecho callar a los saduceos, se juntaron a una. Y uno de ellos, intérprete de la ley, preguntó por tentarle, diciendo: Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley? Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas». Mateo 22:34-40

Jesús elogió uno de los escribas: «Entonces el escriba le dijo: Bien, Maestro, verdad has dicho, que uno es Dios, y no hay otro fuera de él; y el amarle con todo el corazón, con todo el entendimiento, con toda el alma, y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo, es más que todos los holocaustos y sacrificios. Jesús entonces, viendo que había respondido sabiamente, le dijo: No estás lejos del reino de Dios. Y ya ninguno osaba preguntarle». Mateo 22:32-34

¿De quién es hijo el Cristo? Mateo 22:41-46, Marcos 12:35-37, Lucas 20:41-44

Jesús le hace preguntas a los fariseos: «Y estando juntos los fariseos, Jesús les preguntó, diciendo: ¿Qué pensáis del Cristo? ¿De quién es hijo? Le dijeron: De David. Él les dijo: ¿Pues cómo David en el Espíritu le llama Señor, diciendo: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha, Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies? Pues si David le llama Señor, ¿cómo es su hijo? Y nadie le podía responder palabra; ni osó alguno desde aquel día preguntarle más». Mateo 22:41-46

Jesús y los fariseos en el Evangelio de Marcos

El hombre endemoniado en la sinagoga de Capernaúm. Marcos 1:21-28, Lucas 1:21-28 Se admiraban de la doctrina de Jesús.

Jesús sana al muchacho lunático. Marcos 9:14-29, Mateo 17:1–13, Lucas 9:28-36 Los discípulos disputaban con los escribas.

Jesús y los fariseos en el Evangelio de Lucas

Jesús en Nazaret. Lucas 4:16-30, Mateo 13:53-58, Marcos 6:1-6 Intentaron matar a Jesús

Jesús en el hogar de Simón el fariseo. Lucas 7:36-50

El buen samaritano. Lucas 10:25-37 Un interprete de la ley hizo la pregunta.

La mujer jorobada. Lucas 13:10-17 Fue sanada en el día de reposo, luego de 18 años enferma.

Jesús sana a un hidrópico. Lucas 14: 1-6 Fue sanado en día de reposo.

La parábola de la oveja perdida. Lucas 15: 1-7 Los fariseos y escribas murmuraban.

La parábola del rico y Lázaro. Lucas 16:19-31

Jesús y los fariseos en el Evangelio de Juan

El paralítico de Betesda. Juan 5:1-18 Fue sanado en día de reposo después de 38 años.

Jesús en la fiesta de tabernáculos. Juan 7:10-24

El paralítico de Betesda. Juan 5:1-18 «Y se maravillaban los judíos, diciendo: ¿Cómo sabe este letras, sin haber estudiado?». Juan 5:15

¿Es éste el Cristo? Juan 7:25-31 Procuraban prenderle.

Los fariseos envían alguaciles para prender a Jesús. Juan 7:32-36

División entre la gente. Juan 7:40-44 ¿De Galilea ha de venir el Cristo?

¡Nunca ha hablado un hombre así! Juan 7:45-53

La mujer adúltera. Juan 8:1-11

Jesús, la luz del mundo. Juan 8:12-20

El ciego de nacimiento. Juan 9

El ciego de nacimiento. Juan 9

Jesús y los judíos (fariseos) Juan 10

El complot para matar a Jesús. Juan 11:45-57, Mateo 26:1–5, Marcos 14:1–2, Lucas 22:9-11

El complot contra Lázaro. Juan 12:9-11

Incredulidad de los judíos. Juan 12:35-43 Los fariseos lo propagaban.

Marcos 12:38–40, Lucas 11:37–54, Lucas 20:45-47

Jesús acusa a escribas y fariseos.

Nueve características de los fariseos (Mateo 23)

    1. Se basan en la ley de Moisés. Mateo 23:2
    2. Ellos dicen y no hacen. Mateo 23:3
    3. Ponen cargas pesadas y difíciles a otras personas. Mateo 23:4
    4. Hacen obras para ser vistos por los demás. Mateo 23:5
      1. La Limosna: «Guardaos de hacer vuestra justicia delante de los hombres, para ser vistos de ellos; de otra manera no tendréis recompensa de vuestro Padre que está en los cielos. Cuando, pues, des limosna, no hagas tocar trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser alabados por los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. Mas cuando tú des limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha, para que sea tu limosna en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público». Mateo 6:1-4
      2. La oración: «Y cuando ores, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos de los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público. Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos. No os hagáis, pues, semejantes a ellos; porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis. Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén. Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas». Mateo 6: 5-15
      3. El ayuno: «Cuando ayunéis, no seáis austeros, como los hipócritas; porque ellos demudan sus rostros para mostrar a los hombres que ayunan; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. Pero tú, cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro, para no mostrar a los hombres que ayunas, sino a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público». Mateo 6: 16-18

El paralítico de Betesda. Juan 5:1-18 «Y se maravillaban los judíos, diciendo: ¿Cómo sabe este letras, sin haber estudiado?». Juan 5:15

  1. Ensanchaban sus filacterias y Mezuzah. Mateo 23:5, Deuteronomio 6: 4-9
  2. Extienden los flecos de sus mantos. Mateo 23:7 Los flecos del talit (Números 15: 37–41).
  3. Aman los primeros asientos. Mateo 23:6
  4. Gustan de las salutaciones en las plazas. Mateo 23:7
  5. Quieren que los llamen “rabí” Mateo 23:7

Jesús enseñó el padre nuestro. « Aconteció que estaba Jesús orando en un lugar, y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: Señor, enséñanos a orar, como también Juan enseñó a sus discípulos. Y les dijo: Cuando oréis, decid: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. Y perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todos los que nos deben. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal». Lucas 11:1-4

Jesucristo es nuestro Maestro y Dios nuestro Padre Celestial. «Pero vosotros no queráis que os llamen Rabí; porque uno es vuestro Maestro, el Cristo, y todos vosotros sois hermanos. Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra; porque uno es vuestro Padre, el que está en los cielos. Ni seáis llamados maestros; porque uno es vuestro Maestro, el Cristo. El que es el mayor de vosotros, sea vuestro siervo. Porque el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido». Mateo 23:8-12

La enseñanza del servicio. «Mas Jesús, llamándolos, les dijo: Sabéis que los que son tenidos por gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y sus grandes ejercen sobre ellas potestad. Pero no será así entre vosotros, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que de vosotros quiera ser el primero, será siervo de todos. Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos». Mateo 20:25-28, Marcos 10:42-45

Palabras de vida eterna. «Desde entonces muchos de sus discípulos volvieron atrás, y ya no andaban con él. Dijo entonces Jesús a los doce: ¿Queréis acaso iros también vosotros? Le respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. Y nosotros hemos creído y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente». Juan 6:66-69

Los 8 AY en Mateo 23

  1. «Mas ¡ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque cerráis el reino de los cielos delante de los hombres; pues ni entráis vosotros, ni dejáis entrar a los que están entrando». Mateo 23:13
  2. «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque devoráis las casas de las viudas, y como pretexto hacéis largas oraciones; por esto recibiréis mayor condenación». Mateo 23:14
  3. «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque recorréis mar y tierra para hacer un prosélito, y una vez hecho, le hacéis dos veces más hijo del infierno que vosotros». Mateo 23:15
  4. «¡Ay de vosotros, guías ciegos! que decís: Si alguno jura por el templo, no es nada; pero si alguno jura por el oro del templo, es deudor. ¡Insensatos y ciegos! porque ¿cuál es mayor, el oro, o el templo que santifica al oro? También decís: Si alguno jura por el altar, no es nada; pero si alguno jura por la ofrenda que está sobre él, es deudor. ¡Necios y ciegos! porque ¿cuál es mayor, la ofrenda, o el altar que santifica la ofrenda? Pues el que jura por el altar, jura por él, y por todo lo que está sobre él; y el que jura por el templo, jura por él, y por el que lo habita; y el que jura por el cielo, jura por el trono de Dios, y por aquel que está sentado en él». Mateo 23:16-22
  5. «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque diezmáis la menta y el eneldo y el comino, y dejáis lo más importante de la ley: la justicia, la misericordia y la fe. Esto era necesario hacer, sin dejar de hacer aquello. ¡Guías ciegos, que coláis el mosquito, y tragáis el camello!». Mateo 23:23-24
  6. «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque limpiáis lo de fuera del vaso y del plato, pero por dentro estáis llenos de robo y de injusticia. ¡Fariseo ciego! Limpia primero lo de dentro del vaso y del plato, para que también lo de fuera sea limpio». Mateo 23:25-26
  7. «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera, a la verdad, se muestran hermosos, mas por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia. Así también vosotros por fuera, a la verdad, os mostráis justos a los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía e iniquidad».Mateo 23:27-28
  8. «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque edificáis los sepulcros de los profetas, y adornáis los monumentos de los justos, y decís: Si hubiésemos vivido en los días de nuestros padres, no hubiéramos sido sus cómplices en la sangre de los profetas. Así que dais testimonio contra vosotros mismos».Mateo 23:29-39

La muerte de dos inocentes: Abel (Génesis 4:18), Zacarías hijo de Berequías (2 Crónicas 24:20-21)

Lamento de Jesús sobre Jerusalén. « ¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas, y no quisiste! He aquí vuestra casa os es dejada desierta. Porque os digo que desde ahora no me veréis, hasta que digáis: Bendito el que viene en el nombre del Señor». Mateo 23:37-39 (Salmos 118: 24 – 26)

La parábola del fariseo y el publicano. «A unos que confiaban en sí mismos como justos, y menospreciaban a los otros, dijo también esta parábola: Dos hombres subieron al templo a orar: uno era fariseo, y el otro publicano. El fariseo, puesto en pie, oraba consigo mismo de esta manera: Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano; ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que gano. Mas el publicano, estando lejos, no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: Dios, sé propicio a mí, pecador. Os digo que este descendió a su casa justificado antes que el otro; porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla será enaltecido». Lucas 18:9-14

Jesús acusa a fariseos e interpretes de la ley. «Un fariseo invitó a Jesús a comer en su casa. Se extrañó que Jesús no se hubiese lavado antes de comer». Lucas 11:37-54 «El vaso y el plato. Exterior limpio. Interior sucio. Necios ».Lucas 11:39:41

Los 6 AY en Lucas 11

  1. «Mas ¡ay de vosotros, fariseos! que diezmáis la menta, y la ruda, y toda hortaliza, y pasáis por alto la justicia y el amor de Dios. Esto os era necesario hacer, sin dejar aquello». Lucas 11:42
  2. « ¡Ay de vosotros, fariseos! que amáis las primeras sillas en las sinagogas, y las salutaciones en las plazas». Lucas 11:43
  3. «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! que sois como sepulcros que no se ven, y los hombres que andan encima no lo saben». Lucas 11:44 «El interprete de la ley: “maestro, cuando dices esto, también nos enfrentas a nosotros”». Lucas 11:45
  4. «¡Ay de vosotros también, intérpretes de la ley! porque cargáis a los hombres con cargas que no pueden llevar, pero vosotros ni aun con un dedo las tocáis». Lucas 11:46
  5. «¡Ay de vosotros, que edificáis los sepulcros de los profetas a quienes mataron vuestros padres! De modo que sois testigos y consentidores de los hechos de vuestros padres; porque a la verdad ellos los mataron, y vosotros edificáis sus sepulcros. Por eso la sabiduría de Dios también dijo: Les enviaré profetas y apóstoles; y de ellos, a unos matarán y a otros perseguirán, para que se demande de esta generación la sangre de todos los profetas que se ha derramado desde la fundación del mundo, desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías, que murió entre el altar y el templo; sí, os digo que será demandada de esta generación». Lucas 11:47-51
  6. «¡Ay de vosotros, intérpretes de la ley! porque habéis quitado la llave de la ciencia; vosotros mismos no entrasteis, y a los que entraban se lo impedisteis». Lucas 11:52

El lavamiento de los pies. «Así que, después que les hubo lavado los pies, tomó su manto, volvió a la mesa, y les dijo: ¿Sabéis lo que os he hecho? Vosotros me llamáis Maestro, y Señor; y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros. Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis. De cierto, de cierto os digo: El siervo no es mayor que su señor, ni el enviado es mayor que el que le envió. Si sabéis estas cosas, bienaventurados seréis si las hiciereis. No hablo de todos vosotros; yo sé a quienes he elegido; mas para que se cumpla la Escritura: El que come pan conmigo, levantó contra mí su calcañar. Desde ahora os lo digo antes que suceda, para que cuando suceda, creáis que yo soy. De cierto, de cierto os digo: El que recibe al que yo enviare, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió». Juan 13:12-20

7 personas que aprendieron a ser buenos maestros con Jesús

  1. Nicodemo, Fariseo (Juan 3:1-21, Juan 7:45-52, Juan 19:39-40)
  2. José de Arimetea, Fariseo (Mateo 27:57-61, Marcos 15:42-47, Lucas 23:50-56, Juan 19:38-42)
  3. Jairo, Principal de la Sinagoga (Mateo 9:18-19, 23-26, Marcos 5:21-24, 35-43, Lucas 8:40-42; 49-56)
  4. El Centurión de Capernaúm, Romano (Mateo 8: 5–13, Lucas 7: 1-10)
  5. Mateo/Leví, Publicano (Mateo 9:9-13, Marcos 2:13-17, Lucas 5:27-32)
  6. Zaqueo, Publicano (Lucas 19:1-10)
  7. Saulo de Tarso / El apóstol Pablo, Fariseo de Fariseos (Hechos 9, 1 Corintios 15:7–8, Hechos 23:6, Filipenses 3:3-7)

«Y se maravillaban los judíos, diciendo: ¿Cómo sabe este letras, sin haber estudiado? Jesús les respondió y dijo: Mi doctrina no es mía, sino de aquel que me envió. El que quiera hacer la voluntad de Dios, conocerá si la doctrina es de Dios, o si yo hablo por mi propia cuenta. El que habla por su propia cuenta, su propia gloria busca; pero el que busca la gloria del que le envió, este es verdadero, y no hay en él injusticia». Juan 7:15-18

«El discípulo no es superior a su maestro; mas todo el que fuere perfeccionado, será como su maestro». Lucas 6:40

«Y enseñarán a mi pueblo a hacer diferencia entre lo santo y lo profano, y les enseñarán a discernir entre lo limpio y lo no limpio». Ezequiel 44:23

«Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno. Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función, así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros. De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe; o si de servicio, en servir; o el que enseña, en la enseñanza; el que exhorta, en la exhortación; el que reparte, con liberalidad; el que preside, con solicitud; el que hace misericordia, con alegría. El amor sea sin fingimiento. Aborreced lo malo, seguid lo bueno. Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros». Romanos 12:1-10

«Pero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién has aprendido; y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús. Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra». 2 Timoteo 3:14-17

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